Cuando un ciego se despedía de su amigo, éste le dio una lámpara.
“Yo no preciso de la lámpara, pues para mí, claridad u oscuridad no tienen diferencia” -dijo el ciego.
“Conozco al respecto, pero si no la lleva, tal vez otras personas tropiecen con usted” -dijo su amigo.
-"Está bien"
Luego de caminar en la oscuridad tropezó con otra persona....
-“¡Huy!”-dijo el ciego.
-“¡Hay!” -dijo la persona chocada por el ciego en la oscuridad.
-“¿Usted no vio esta lámpara?” -dijo enojado el ciego.
-“¡Amigo! Su lámpara estaba apagada”
Constancia
-
Erase una vez una pequeña cabra, que casi siempre dudaba de todo.
Vivía con humanos desde que nació y no sabía que era una montaña, aunque
vivía rodeada...
Hace 1 año
2 comentarios
Querida Flor.
ResponderEliminarGran lección en esta metáfora.
Gracias, un abrazo.
Gracias por ese trocito de ti que dejas por aquí:), Sankaradas:).
ResponderEliminarOtro abrazo fuerte
Flor