Lo primero es darse cuenta de que tienes un cuerpo-dolor. Después, es estar alerta para notarlo cuando se activa como un fuerte flujo de emoción negativa.
Cuando dejas de identificarte con él, el cuerpo-dolor ya no puede controlar tu pensamiento, ni renovarse a partir de él.
En la mayoría de los casos, el cuerpo-dolor no se disuelve inmediatamente, pero en cuanto has cortado el lazo, empieza a perder energía. Tus percepciones presentes ya no están distorsionadas por el pasado.
La energía atrapada en el cuerpo-dolor cambia de frecuencia vibratoria y se transmuta en PRESENCIA. Así, el cuerpo-dolor se convierte en combustible para la conciencia. Por eso, muchos de los hombres y mujeres más sabios e iluminados de este planeta, tuvieron en otro tiempo un cuerpo-dolor muy fuerte.
Eckhart Tolle, Un mundo nuevo, ahora. 145
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